Nada de autocomplacencias ni de bajar la guardia, Ramón filosofaba a martillazos y esgrimía la pluma como una espada de doble filo. Se enfrentó a su propio cajón de basura, cual antaño hiciese Freud, al ir desvelando su inconsciente y fue mucho más intransigente consigo mismo que con los demás. Hay pocas concesiones a la lírica en esta obra, la contundencia de las ideas y las escogidas palabras que emplea, crean un ruido de tambores...
PVP: 20 €